Cada 7 de Julio, desde 1963, se conmemora el Día Internacional de la Conservación del Suelo en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennet, reconocido especialista estadounidense que dedicó largos años de investigación a la disciplina. En Argentina, el entonces Presidente de la Nación, Arturo Illia, decreto esta fecha en el país para promover la conservación del suelo y garantizar el bienestar de todos los habitantes de la nación.
El suelo es un recurso natural que debe preservarse ya que es sustento de la sociedad y el ambiente. No solo nos provee nuestro alimento sino que, además, es el hábitat de cientos de plantas y diversas especies animales. Por lo tanto, su conservación es esencial para mantener la vida en el planeta.
En este contexto, se vuelven necesarias prácticas conservacionistas que mantengan o aumenten la salud de los suelos, en especial, en aquellas áreas más afectadas o propensas a la degradación de la tierra. Este proceso degenerativo reduce la capacidad de los suelos para continuar desarrollando sus funciones características y puede originarse tanto por causas naturales como por la actividad humana. Se pueden distinguir, además, dos tipos de procesos de degradación del suelo: aquellos que implican el desplazamiento de partículas, como la erosión por agua y viento como consecuencia del pastoreo excesivo, la tala de los bosques y los incendios forestales o, los que se producen allí mismo diferenciando la degradación física (compactación, artificialización) o química (acidificación, salinización, pérdida de materia orgánica, contaminación).
A partir de la conmemoración de este día se busca reivindicar el trabajo de Bennet, considerado el “padre de la conservación del suelo”, pero también es un llamado a tomar conciencia sobre los riesgos que implica la pérdida de un recurso natural tan importante que se encuentra en constante amenaza por la actividad agrícola y ganadera industrial, la utilización de agroquímicos, la contaminación y eliminación de residuos, la falta de protección gubernamental y los efectos de la crisis climática.
El cuidado del suelo incumbe a todos los habitantes de la Tierra. Emplear este recurso natural de forma consciente nos permite obtener múltiples beneficios en el presente sin por eso comprometer a las generaciones futuras.Es de vital importancia comenzar a desarrollar buenas prácticas en el manejo de nuestros suelos, entre ellas: no arrojar basura ni productos tóxicos, enriquecerlos con materia orgánica como el compost, fomentar la ganadería y agricultura consciente y, reforestar.
Micaela Belén Mercado
Estudiante de Periodismo (Universidad Nacional de Avellaneda)