Cada 29 de Agosto, desde 1901, nuestro país celebra el Día Nacional del Árbol. La iniciativa fue de Estanislao Zeballos y establecida por el Consejo Nacional de Educación con la intención de enfatizar en la importancia de este recurso natural.

Anteriormente, Domingo Faustino Sarmiento, ex presidente de la Nación desde 1868 hasta 1874, también fue impulsor de la actividad forestal.

Los arboles desempeñan un rol vital en la conservación de la biodiversidad. Oxigenan el aire, protegen los suelos, absorben el dióxido de carbono, principal causante del calentamiento global, contribuyen en el equilibrio climático del planeta, proporcionan sombra y son fuente de alimento y hogar para muchas especies animales.

Por su parte, los árboles nativos, aquellos que son propios de una región determinada, también poseen un valor determinante en la naturaleza. Al estar mejor adaptados al suelo y a las condiciones locales, pueden autorregularse y no propiciar, por ejemplo, la existencia de plagas o enfermedades. Además, generan una interacción particular con la flora y la fauna que los rodean. Lo maravilloso de este tipo de árboles es que han nacido de manera espontánea en un suelo determinado, sin necesidad de intervención humana.

En nuestro país encontramos diversas especies nativas, entre ellas:Ñire, Coronillo, Ombú, Algarrobo, Arrayán, Ceibo, Jacarandá, Alerce.

Asimismo, contamos en Argentina con una Ley de Bosques, reglamentada por el Poder Ejecutivo en febrero de 2009.  Por medio de la Ley 26.331 se establece que cada territorio provincial deberá ordenar sus bosques nativos a través de un proceso participativo que categoriza los usos posibles de estas tierras. Es decir, se establece el grado de conservación  que cada sector necesita, el uso sustentable que puede hacerse para la transformación parcial o total y cuáles son los límites.

En este Día Nacional del Árbol reivindicamos la necesidad de concientizar sobre la importancia del cuidado, la protección y la reforestación, en un contexto marcado por incendios forestales y el avance de la tala indiscriminada.

Resguardar a los árboles es también cuidar las múltiples manifestaciones de vida en la Tierra.Por lo tanto, debemos actuar para prevenir, frenar y revertir la destrucción de los ecosistemas.

Proteja Dios el árbol

que planta nuestra mano;

los pájaros aniden

en su ramaje anciano;

y canten y celebren

la tierra bendecida

que les infunde vida

que les prodiga amor.

HIMNO DEL ÁRBOL, Juan Zorrilla de San Martín.

Micaela Belén Mercado – Estudiante de Periodismo